La huella humana en el territorio
Dado que el trazado del GR-48 coincide casi en su totalidad con caminos tradicionales y vías pecuarias, a lo largo del trayecto se van a suceder paredes de mampuesto en piedra que delimitan estos itinerarios e incluso pavimentos empedrados que se remontan a la época romana, como ocurre en el entorno de Montoro.
No olvidemos que nos hayamos en una zona tradicionalmente fronteriza entre los reinos cristianos y musulmanes por lo que en el pasado proliferaron los baluartes, castillos, atalayas y torres vigía. Ejemplo de este patrimonio defensivo lo encontramos en la Torre de la Cabrilla cerca de Posadas y los castillos de Almodóvar y Obejo.
Los molinos tanto hidráulicos como aceiteros van a estar presentes en numerosas etapas del sendero. Destacan los molinos hidráulicos de Cambuco y del Rey en las proximidades de Hornachuelos y Posadas, El Martinete en el arroyo Bejarano junto a Santa María de Trassierra, el del Gollizno de Adamuz, sin olvidar los molinos hidráulicos del Guadalquivir a su paso por Montoro. Especial interés etnológico presentan los molinos aceiteros de la sierra montoreña algunos de los cuales aún presentan la torre de contrapeso y parte del antiguo sistema de prensado, ejemplo de estos últimos los encontramos en el Molino de la Palmilla o en San Camilo de Lelis del siglo XVIII.
Las aguas medicinales han dejado un rico legado en las fuentes agrias de Villaharta. Mientras, por su parte, el subsuelo en el pasado también ha ofrecido otros recursos como los mineros en el entorno de Cerro Muriano.